miércoles, 19 de mayo de 2010

Trauma infantil

A todos, o por lo menos a la mayoría, les encantó el kinder y suelen decir que fue de lo mejor y que fueron muy feliz y chalala, en fin. Yo, personalmente, ODIÉ el mugre preescolar y ahora, al recordar lo que pasé, puedo confirmar que los niños pueden ser muy crueles cuando quieren y de angelitos transformarse en entes malignos.

Estuve en dos jardines de niños diferentes: en uno público y en uno de paga.
En el público estuve solo unos meses porque nos cambiamos de casa, lejísimos del kínder ese. El caso es que de ese lugar si tengo buenos recuerdos (nebulosos, pero ahí están), por ejemplo, recuerdo los "rincones" del aula, en especial la "biblioteca" que era mi rincón favorito porque había muchos libros de cuentos con dibujos muy bonitos, como el de un conejito que trataba de colarse en un jardín a comer zanahorias. También me acuerdo de sentarme con unos niños en una jaula de tubos en el recreo, comíamos y platicabamos, y yo era feliz. Pero nos mudamos y tuve que despedirme de ese kínder tan lindo y mi mayor pena fue que no podría estar en el desfile de primavera disfrazada de mariposa o de conejo.

Llegando a nuestro nuevo hogar, mis padres se dieron a la tarea de buscarme escuela, pero como la colonia a la que nos cambiamos era nueva aún no había escuelas y tuvieron que ir a las colonias cercanas para hallarme kínder. Por fin encontraron uno, relativamente cerca y fue entonces cuando mi trauma comenzó.

Como ya el año había empezado, todos los niños del grupo se conocían y se hablaban y la niña nueva sería su novedad. Cuando llegué, la clase ya había iniciado y estaban trabajando con una plana de la letra J, lo que hacían era unir puntos hasta formar la J. Bueno, me dieron una hoja de esas y en lugar de estar uniendo punto por punto leeeeeeentamente hice las J's como quien las hace normalmente y rápido porque antes de entrar al preescolar ya sabía leer y escribir y mis trazos era bastante legibles.

Terminé antes que todos la plana esa y los niños se quedaron así de wow y le dieron carrilla a la niña más inteligente del grupo porque le gané. Supongo que por hacerle la competencia fue que tomó tirria la chamaca esa maldita.

Entonces la maestra salió del salón y los niños me rodearon, hicieron un círculo dejándome en el centro, me sentí acosada e intimidada. La escuincla maldita se me quedo viendo y dijo que pensaba que la niña nueva iba a ser muy bonita y chalala pero que yo era muy fea, y cual si fuera la líder de la tribu los demás la apoyaron. Fue el primer día y ya me hacían bullying.

Todo el tiempo ese pequeño engendro de satán me molestaba. Lo más traumante que recuerdo que me hizo fue, irónicamente, el día del amor y la amistad. La maestra nos pidió que lleváramos nuestro juguete favorito a la escuela y yo lleve una barbie con vestido de princesa que me habían regalado en navidad; cuando salimos al recreo dejamos los juguetes en el salón pero la diabla esa entró y le quitó el vestido a mi muñeca, así que cuando volví al aula vi a mi hermosa muñeca bichi y me sentí taaaaaan triste de que me hicieran eso que me solté llorando y la maestra exigió saber quién había sido y que devolviera el vestido. La niña-demonio lo devolvió y hasta hoy puedo jurar que solo fingió arrepentimiento frente a la maestra mientras que por dentro gozaba de mi dolor. Tengo la teoría de que creció para convertirse en una especie de vampiro que se alimenta de las lágrimas y del sufrimiento ajenos.

Tengo bloqueados algunos recuerdos de ese kínder miado, así que hasta aquí llegó mi trauma...

Cambio y fuera.

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