Operación sushi

La verdad es que Dela es la obsesiva-compulsiva que más momentos cómicos me da. Se merece su propia etiqueta porque es 100% seguro que esas puntadas que se avienta -aunque involuntarias- continuaran por el resto del tiempo que pase en nuestro grupo.

Ya había comentado sobre su obsesión de sentarse frente a los maestros todo el tiempo -a pesar de que alguno que otro escupa al hablar- y la risa que me dan sus locuras. El martes pasado, por una dinámica que hicimos antes de una exposición, tuvo que cambiar de lugar por unos minutos, pues bien, cuando acomodamos los bancos de nuevo yo quedé en el segundo puesto (detrás de donde le gusta sentarse a Dela) y jalé la silla de Laurita para que estuviera junto a mí y sin planearlo la deje en el primer banco frente al escritorio. Dela vio mientras jalaba el mesabanco de Laura hacia el lugar que ella, Dela, codiciaba y peló los ojos con tal sentimiento de espanto que no pude menos que sonreír en un intento de reprimir una carcajada. Pensé que a Dela no le importaría que las cosas de Laura estuvieran en el lugar que deseaba -como no le importo cuando mi bolsa y mis colores ya estaban ahí- y la movería, pero entonces David (Dela acosa, creemos, sexualmente a David) preguntó dónde quedó el lugar de Laurita y cuando yo le señalé el lugar Dela lo miró y entonces supe que no se atrevería a quitar las cosas de Laura.

Lo cómico -para mí- ocurrió antes de que iniciara la segunda clase. Dela se levantó y empujó el escritorio de la profa hacia atrás para hacer espacio y meter su mesabanco quedando nuevamente frente a la maestra. Hahahaha, no sé, no pude contener la risa por un breve instante. En serio que está "enferma" como dijo René. Enigüei, poco le duró el gusto porque nos juntamos en equipos y ella tuvo que irse de ahí. Entonces cuando mi equipo (Laura, David, Ignacio, Ericka y yo) estuvo reunido a David se le ocurrió la idea de llegar más temprano al día siguiente y sentarnos todos en la primera fila y no dejar lugar para que Dela pudiera meter otro banco solo para ver la reacción que tendría. Yo la neta podría haber apostado que colapsaría. Entonces el plan fue ir a comer sushi en la tarde y de ahí irnos todos juntos a la escuela para llegar antes que ella y acomodar todo.

Fuimos a un local que está por la misma calle donde vive Dela, pero eso es pura casualidad. Fue un rico sushi, me llené bastante, aunque eso suele pasarme siempre que como sushi. Platicamos y recordamos cosas de la Técnica 3... menos Laurita porque ella fue a otra secundaria xD. Cuando salimos del local ya eran las 4 de la tarde y por poco pensamos que nuestro plan no resultaría porque a lo mejor no llegábamos antes que ella a la escuela. Pero si se pudo. Llegamos a las 4:20 y aún Dela no llegaba. Acomodamos todo y como David traía un monopoly en la cajuela de su carro nos pusimos a jugar mientras llegaban todos.

Dela llegó a las 4 y media. Por poco nuestro plan no resulta. No puedo creerlo, llega diario a las 4 y media. Que mente tan enferma. En fin. Cuando abrió la puerta prácticamente se congelo por un minuto en la entrada al vernos a David, Ignacio y a mí jugando al monopoly en el escritorio de la profa y ocupando el lugar que ella tanto atesora. Su cara en ese momento no tiene precio. No colapsó, pero se acerco a nosotros llena de curiosidad, pero no dijo nada y se sentó en el primer banco de la última fila, al otro extremo del salón y alejadísima del escritorio y el resto del día se la pasó mirándonos con odio... bueno, a David con una mezcla de amor y odio. Pobre, se veía algo deprimida.

Sé que lo que hicimos fue puro bullying psicológico, pero no es algo de todos los días, además fue por el bien de la psicología y la sociología, fue por la ciencia... y bueno, si, un poco de maldad. No puedo ser amable y buena todo el tiempo. Acepto que tuve un momento de cruel diversión. No lo haré de nuevo... a menos que haya sushi de por medio. Si puedo ser malvada a veces, pero eso es algo que Juan no podrá demostrar.

Sushi operation complete

Cambio y fuera.