sábado, 16 de enero de 2010

1er trauma amoroso II

Jacarandosa... mmm anoche cuando me fui a acostar, después de leer un capítulo de mi libro, y estaba a oscuras bajo las cobijas me vino a la mente esa palabra. La repetí varias veces en mi mente: jarandosa, jacarandosa,
ja-ca-ran-do-sa. Extraña palabra.

Bueno... continuaré con la historia de mi primer enamoramiento, pero la retomaré desde el momento en que ese enamoramiento se hizo del dominio público.

Se acercaba el 14 de febrero, fecha llena de corazones, peluches, azúcar y amorss y tuve la brillante idea de hacerle un regalo al objeto de mi afecto. Hice una tarjeta donde decía lo que sentía por él y la pusé en una especie de envoltura o algo que llené de dulces y ya. El plan era que la recibiera de manera anónima: la tarjeta no tenía mi nombre y se la mandaría con una amiga de confianza porque era yo bien (pinche) miedosa.

Ya me había puesto de acuerdo con mi amiga: cuando nuestro grupo saliera de la clase de español al suyo le tocaba clase ahí y ese sería el momento en que ella le daría el regalo. Peeeeeeroooo una tipa metiche de mi salón se enteró del plan y dijo "¡yo se la llevo!", y le arrebató de las manos el regalo a Lirio -mi amiga de confianza-, se acercó a él y a su grupito de amigos y con su voz potente, gritona y escandalosa echó a perder el anonimato del remitente del regalo -o sea yo-: "¡Tooomaa, te lo manda Yvette!". Maldita amiga-metiche.

Me quisé morir... quería que un hoyo negro me llevara a otra dimensión. Lo único que atiné a hacer para huir de las burlas de sus amigos fue salir corriendo por el otro extremo del pasillo y salir por la otra puerta. Aún así no me libré de las burlas: la mayoría de los de su salón también estaban en el taller y ps lalala no me dejaron en paz, ni a él tampoco. No lo podía ni ver a la cara, estaba que me encogía de la vergüenza.

Y no solo fue la carrilla, sino también el odio de una compañera suya que lo perseguía desde que lo conoció y que, por desgracia para mí, también estaba en el mismo taller. A mitad del día, en la plaza cívica los de tercero hacían su numerito del día del amor y la amistad, cantaban y dedicaban canciones románticas por encargo, llevaban "serenatas", entregaban cartitas y eso, y ps andaba yo tratando de perderme entre la muchedumbre de pubertos enamorados cuando la tipa esa "mi rival" me encontró y me reprochó haberme fijado en su amor platónico.

Era más alta que yo (cosa nada díficil), corpulenta y con una terrible cara de enfado; me agarró por el cuello de la camisa del uniforme y me dió una ligera zarandeada mientras me recriminaba: "¿por qué te tiene que gustar a ti también, por qué?". Yo estaba medio en shock y no dije nada, esperé que me soltara y luego salí en friega en la dirección opuesta a la de ella.

Después de eso su actitud cada vez que me veía era simplemente mirarme feo o decir cosas para que me sientiera mal. Luego se le pasó el enfado y ya solo me ignoraba.

El punto es que a partir de ese día mi "amor" fue público y sus amigos no dejaban de darnos carrilla. A mí después de un tiempo no me importaba porque si era verdad que me gustaba mucho; por otra parte yo no le gustaba a él y eso lo incomodaba y a mí me hacía sentir muy culpable. No era de sorprender que me alucinara (en el mal sentido de la palabra).

Malditos traumas y amigas que la riegan.

Continuará...

No hay comentarios:

Publicar un comentario