sábado, 18 de junio de 2011

Etapa emo antisocial


Centro comercial. Jueves. 3:46 p.m.

Hago tiempo durante una hora antes de asistir a la fiesta de cumpleaños de uno de los niños del kínder. Extraño escenario para redactar un post, al menos así me lo parece.

Al principio había pensado en no ir a la fiesta, alegando que no podía porque voy a la escuela en las tardes (cosa que es cierta, así que no sería mentir) y la fiesta comienza justo a la hora en la que yo entro a clases, pero pensé “¿qué más da si no voy a la primera hora?” Nunca en mi vida he faltado a clases a propósito, así que una vez que llegué tarde por motivos puramente personales y enteramente egoístas no provocará el fin del mundo. Además el cumpleañero es un niño adorable y su mamá también ha sido muy linda conmigo.

Hace un mes corrió el rumor de que una maestra, cuando iba a las fiestas de cumpleaños de los niños del kínder, se dedicaba a hablar mal de las demás. Quién sabe, me da igual. De cualquier forma queda peor esa maestra que crítica a sus compañeras de trabajo mientras ellas no están y para colmo frente a las madres de familia, sin mencionar que también hace quedar mal el nombre de la escuela.

¡Dios!, me siento tan perdida, debí pedirle a alguien que me acompañara a ir a esta cosa. Será como ir a la deriva en un mar de niños y papás. Soy demasiado tímida, me dará pena hablar con alguna mamá. Soy muy introvertida y tuve que elegir una profesión donde siempre hay que socializar, ya que cada año debes conocer a personas nuevas. Moriré. Con los niños es más fácil, pero los papás son otro show, me es más difícil socializar con personas de mi edad o mayores. ¿Qué coño voy a hacer? ¿De qué podríamos hablar? No tengo hijos ni esposo. Debo pensar en algo ahora mismo.

Changos, ahora estoy pensando si elegí un buen regalo. ¿Habría sido mejor darle un sobre con dinero? No, nunca sabes si das la cantidad apropiada. No, el regalo está bien, le divertirá. Es un omnitrix, esa madre con la que Ben 10 se transforma en marciano, siempre lo veo jugar a Ben 10 en el recreo y a veces se hace un omnitrix de plastilina así que lo hará feliz tener uno “de verdad”.

Ya se me terminaron los tostitos con queso… yo quería unos nachos, pero se les acabó el queso en el Mustache. Me tomó un slush de fresa… yo quería de ponche, pero hace años que quitaron ese sabor. Malditos.

Hace frío aquí dentro. Me llega un olor a coctel de elote.

Debería hacer algo útil como llenar el diario de campo en lugar de escribir lo primero que me pasa por la mente y que luego subiré al blog que tengo semiabandonado.

¡Dios!, debo ir al baño…

Cuando iba a tirar la basura, antes de dirigirme al baño, vi a una desagradable excompañera de la prepa… bueno, solo me es desagradable a mí y a otras personas, seguro con sus amigas era buena persona. Enigüei, creo que me vio, hice como que iba muy apurada y me cubrí con la bolsa del regalo. No tenía ganas de saludarla. ¡Ves cómo soy de antisocial! Cuando voy sola me incómoda saludar a ciertos conocidos. Espero que ya no ande cerca.


Viernes. 10 p.m.
La fiesta estuvo bastante bien. Platiqué con una de las mamás que al igual que yo no se lleva mucho con las demás porque su hijo es “nuevo” en el kínder, es decir, él solo tiene un año ahí. Las demás se sentaron en otra mesa, en su bolita; me sentí a la vez preocupada de que me sacaran la vuelta y a la vez aliviada de no tener que hablar con ellas. Me sentía más cómoda con la otra señora, además al rato se nos unió otra mamá y platicamos muy a gusto.

Llegué tarde a la escuela, pero y qué. Igual el maestro de Tendencias educativas me tira a loca, dice que me escucha pero igual no parece que tomé en cuenta lo que digo. Que fastidio, y la participación la evalúa a diario. 

Entré en mi  N crisis existencial. Leí el blog de Zombie. Ella es divertida. ¿Soy divertida? Dios, me entró la depresión. No soy buena bloguera.

Hice unos recuerditos para los niños, con un pensamiento para cada quien, pero la directora me pidió que cambiara algunos porque ¡aaah!... me entra más fuerte la depresión cuando pienso en eso, ya mejor no les doy nada, prefiero evitar ofender la sensibilidad de alguien. Al principio pensé que era una buena idea, pero obviamente no lo planeé con más cuidado. Ya ni modo. Siento que no doy una. Valgo chetos. Pero bueno, ya me equivoqué, ya la regué. A la próxima (si es que hay una próxima vez) nada de pensamientos: un juguetito y todos felices.

Cómo puedo levantarme cada mañana… quién sabe.

Qué pinche emo ando. Ya hasta parece diario de puberta. Se supone que hago esto para divertirme. Debo pensar positivo. Compré un bolso nuevo =D, tengo salud, hay dos libros nuevos esperando por ser leídos, hay aire acondicionado.

Volveré pronto para contar una anécdota divertida y hacer reír a quien el karma haya enviado a esta pequeña isla de locos perdida en el ciberespacio.

Cambio y fuera

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